Finney-Miller conceptúa al capital contable como capital líquido y afirma que “el exceso del activo sobre el pasivo de un negocio constituye su capital líquido”.
Conviene comentar que, salvo al inicio de las operaciones y en muy raras excepciones, el importe de las aportaciones o participación de los dueños, accionistas o propietarios de la empresa será igual al importe del capital contable, ya que en él también se deben mostrar, a partir del primer periodo contable o ejercicio, los resultados de sus operaciones, que arrojarán utilidades o pérdidas, las cuales incrementarán el valor del capital en el caso de las utilidades, o lo disminuirán en el caso de las pérdidas.
La definición adoptada por la Financial Accounting Standards Board (FASB) en su declaración número 3, párrafo 43, citado por Earl A. Spiller, Jr. y Martin L. Gosman, es: “El capital (el capital contable) es la propiedad residual de los activos de una entidad que permanece después de deducir sus pasivos. En una empresa, el capital corresponde a los intereses de los propietarios”.
El marco
de conceptos de las NIIF establece que el “patrimonio neto es la parte residual
de los activos de la empresa, una vez deducidos todos sus pasivos”.

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