Es para que la cantes
esta canción:
La rosa de los vientos, el corazón.
Es para que la cantes
esta canción:
La rosa de los vientos, el corazón.
Una nube blanca,
una nube azul,
en la nube un sueño
y en el sueño, tú.
El mirlo se pone
su
levita negra,
y por los
faldones le asoman las patas
de color de cera.
¡Llegaron las flores!
¡A revestirse de ellas, oh príncipes,
a adquirir su riqueza!
Los textos escaneados son un excelente recursos para compartir escritos que valen la pena leer, y en esta ocasión se comparten tres pequeños poemas de la autoría de José Juan Tablada: "Mariposa nocturna", "La araña" y "Peces voladores".
Se separan, a veces, no siempre,
a unos pasos solamente, se
miran,
aprecian afortunados que se
tienen.
¡Amor de adolescente enamorado!
Desnudarte para quedar como pulpa
y saborear tu textura por dentro,
que escurras tus jugos y refresques mis labios,
se endulce mi lengua en suspiros intensos.
No te asombres viajero
si al andar por el campo
en un círculo de hongos
ves el pasto marchito.
¡Quien rechaza mi caricia mata!
destroza los pulmones y los huesos,
derrumba el rascacielos del amor,
retumba en el hígado y arde.
A veces, como un tronco de árbol,
pálido
y envejecido,
no
mueves las ramas, te secas,
un color grisáceo te invade.
Niño indio de los llanos,
conmigo ven a jugar.
Todos los niños de América
siempre nos hemos de amar.
¡Todo era amor... amor!
No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
Si camino paso a paso hasta el recuerdo más hondo, caigo en la húmeda barranca de Toistona, bordeada de helechos y de musgo entrañable. Allí...