Éste es el punto de encuentro
donde
los árboles lucen
elegantes
con su vestuario
de luciérnagas curiosas.
Los
niños corren y corren,
se
acercan las lindas fiestas,
se
suspenden las escuelas
y
los sentimientos florecen.
La
fuente se purifica
celebrando
el nacimiento
del
profeta nazareno
que
nació por estas fechas.
Las
personas se saludan
con
la esperada añoranza
de
reencontrar lo que dejan,
tras
ir a buscar bonanzas.
Pero,
a veces, no sucede,
también
hay rostros pálidos
y
pequeños marginados,
porque
eso les corresponde.
Mientras,
un caniche sonríe
y
saca su larga lengua,
porque
su suéter le aprieta
y
los zapatos le oprimen.
La
navidad en Antigua
se
vislumbra positiva
para
los árboles con luces,
la
purificada fuente,
el
caniche con su suéter
y
los extraños ociosos.
Mientras
tanto, los nativos
esperan
que a su iglesita
les
llegue la fiestecita
y
les toque pavo real.
citla.com
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