Enfoque ético de la Contabilidad

El enfoque ético de la teoría de la contabilidad es pensar no solamente en lo que dicen los estados financieros, sino cómo y para quién van dirigidos. Así, en el momento de elaborar los estados financieros se deben considerar valores como la justicia, verdad y equidad, pues estos informes han de servir a una variedad de lectores con intereses razonablemente distintos. Pensemos que tanto los dueños, trabajadores, clientes y deudores, proveedores y acreedores, como el fisco e inversionistas en general; analizan y utilizan los estados financieros, por lo que, en su elaboración y presentación debe procurarse no satisfacer de manera específica a un grupo determinado en detrimento o perjuicio de otro. Hay que reflexionar por un momento sobre qué sucedería en el caso de que el contador sesgara la información en favor de los dueños de la empresa; desde luego, los propietarios saldrían beneficiados al reducir, por ejemplo, las utilidades, pero evidentemente los trabajadores se verían lesionados al recibir una menor cantidad como reparto de las utilidades y el fisco también se vería dañado al no captar la cantidad correcta de impuestos sobre esa utilidad disminuida o, en caso extremo, la determinación de una pérdida.

Es así como hablar de justicia es hablar de equidad; o sea, que la información se prepare pensando en el beneficio de todos los usuarios. Podemos decir que se busca la equidad para con los usuarios de la información financiera, no la de los datos que se muestran en la información. 

En cuanto al concepto de verdad o veracidad de la información, es difícil de definirlo y aplicarlo al hablar de estados financieros, ya que, si bien es cierto que se prepara información incluyendo hechos reales, es complejo determinar cuán verdadera es o ha sido la elección de las cifras incluidas; por ejemplo, se pueden mostrar estados financieros presentando los bienes, digamos terrenos o edificios, valuados a costos históricos (lo que costaron cuando se adquirieron), y esta información es verdadera desde el punto de vista de esa presentación, pero no resulta válida si se desea conocer el valor actual de tales bienes para tomar la decisión de venderlos. 

La presentación de una cuenta por cobrar a clientes de una empresa dentro de una economía inflacionaria, valuada y mostrada en la información por la cantidad a recibir, menos una estimación razonable por la posible falta de pago de los clientes, será verdadera desde ese punto de vista; sin embargo, en otros no, ya que se tomará en consideración, por ejemplo, el valor del dinero en el momento del cobro. Por ello, dado que la situación de determinar la veracidad hace que la información pueda ser elaborada de manera subjetiva, debemos apegarnos a las normas, las reglas y los principios establecidos, una vez establecido el fin de la información, para lograr una medición objetiva de la verdad. 

El contador debe basarse en concepciones y pensamientos lógicos, para que los estados financieros no sean las monstruosidades que nos refiere Hendriksen. En este sentido, los contadores, en su esfuerzo por mostrar hechos y realidades, se pueden comparar con los tres ciegos de Confucio, que describieron a un elefante como si fuera una pared, un árbol o una serpiente, debido a que uno palpó el costado, otro la pata y otro su trompa. 

En relación con este enfoque ético, es importante destacar que al presentar información financiera, la duda pudiera no estar en que resulte verdadera, falsa, equitativa o injusta, sino que sea pertinente y lógicamente concebida, para expresar operaciones económico – financieras, la situación financiera de la empresa y sus resultados de operación.

Fuente:
‘Principios de Contabilidad’, Álvaro Javier Romero López, Ed. Mc Graw Hill, 4° edición, p. 58 – 59.

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