Descubrir el talento que cada uno lleva dentro es la llave que abre a un futuro más feliz, pues la felicidad profesional de una persona no está necesariamente relacionada con los títulos universitarios que posea, sino con tener la ocupación para la que esté mejor dotado y, en consecuencia, disfrute más realizando. El reto consiste en descubrir cuál es el talento oculto de cada persona para desarrollarlo y convertirlo en eficaz.
a) El talento necesita lugar.
El mejor lugar para un jugador, y para todo hombre en cualquier actividad de la que hablemos, es aquel que descubre nuestras virtudes y disimula nuestros defectos. Hay millones de personas que no son felices, ni se sienten importantes, por la sencilla razón de que sus valores diferenciales no son aprovechados.
b) El talento necesita confianza.
Una vez descubierta la potencialidad del talento llega el momento del respaldo. Sobre todo en el error. Si se delega a un colaborador hay que equivocarse con él.
c) El talento necesita libertad.
La libertad es un fenómeno esencial en cualquier proceso creativo. Al talento hay que dotarle de autonomía para que pueda sentirse dueño de sus actos y eso le proporcione más compromiso, identidad y responsabilidad.
d) El talento necesita otros talentos.
Dicho del modo más simple: los chicos que juegan al lado de grandes jugadores mejoran. Los que juegan al lado de jugadores mediocres no evolucionan. Así como “el hombre crece al nivel de sus dificultades”, el talento también, por la sencilla razón de que se entrena, precisamente, en la dificultad.
Hay que descubrir el talento de cada persona, hacérselo sentir y desarrollarlo para que encuentre su auténtica belleza sin necesidad de maquillaje. Sólo así se sentirá satisfecho consigo mismo y esta satisfacción se mantendrá con el tiempo.
Fuente: Juan Mateo & Jorge Valdano-Liderazgo.
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