El fundamento principal de la existencia de las actividades económicas es el hecho de que el ser humano tiene necesidades infinitas de toda índole, pero sólo un número escaso de recursos con los cuales puede satisfacerlas. Por lo tanto, es necesario establecer mecanismos para optimizar el aprovechamiento de dichos recursos; al mismo tiempo hay que establecer prioridades para determinar cuáles necesidades resultan imprescindibles y cuáles no, con la finalidad de establecer criterios para aplicar los recursos escasos.
Existen dos generales fundamentales en la actividad económica: los consumidores, que desean satisfacer sus necesidades por medio del consumo de bienes o servicios, y los productores, que transforman los recursos escasos y demás factores de la producción, en bienes y servicios. Pero, ¿Cómo se identifican mutuamente? ¿De qué manera reconocen las necesidades de uno y los satisfactores provistos por el otro? ¿En dónde se ponen de acuerdo para conjugar necesidades y satisfactores? La respuesta es: el mercado.
¿Qué es el mercado? Constituye la instancia fundamental para permitir el intercambio y adquisición de mercancías y servicios. Es el espacio o medio (ya sea físico o virtual) en que confluyen compradores y vendedores (en otros términos, consumidores y productores), con la finalidad de ponerse de acuerdo para intercambiar un bien o servicio ofrecido por el productor y establecer un precio, que deberá ser cubierto por el consumidor.
Pueden existir tantos mercados como bienes y servicios se encuentren disponibles en una región determinada, en un país, en un continente o el mundo entero.
Para garantizar la existencia de un mercado, basta una sola condición fundamental: que haya un consumidor dispuesto a comprar un bien o contratar un servicio, y alguien que desee vender ese mismo bien o prestar el servicio en cuestión. Si el comprador y el vendedor alcanzan un acuerdo sobre un mutuo interés, establecen un precio por el bien o el servicio y, por último, concretan el intercambio. Todo mercado, ya sea físico o virtual, ya sea de bienes o de servicios, debe contar con tres elementos esenciales: compradores o demandantes (consumidores), vendedores u oferentes (productores), y precios.
Fuente: Vive la Economía 2 (Progreso Editorial).
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