Según afirma Del Muro, las capacidades del equipo eran mayores a lo que
mostraron en Suecia, aún así el país festejó el primer punto ante Gales.
Luego de su paso arrollador
durante la eliminatoria rumbo a la justa nórdica, la Selección Mexicana llegó a
la Copa del Mundo de Suecia 1958 con los ánimos hasta las nubes. Días antes del
silbatazo inicial del certamen, Antonio López Herranz e Ignacio Trelles
aplaudieron la actitud de sus muchachos, quienes aseguraban haber perdido el
complejo de inferioridad ante los países rivales, a pesar de que entre sus
contrincantes de grupo se encontraba el país anfitrión.
“Vimos a los suecos en un
partido previo que ellos tuvieron ante un equipo local, que ganó la selección y
yo pensaba que por lo visto ahí teníamos con qué enfrentarlos, pero a la hora
del partido pasó lo que otras veces, que nos resbalábamos, una serie de cosas,
no fuimos lo que eramos acá”, comentó el zaguero Jesús del Muro, quien confesó
que era poco lo que se sabía acerca del estilo de juego de las escuadras
rivales, lo que sin duda cobró factura en el resultado del cuadro mexicano
durante el partido inaugural.
Momentos antes del silbatazo
inicial, el capitán Carbajal encontró la forma de aligerar la tensión.
“Yo era capitán de la
Selección, entonces previo al partido se da la presentación del rey, de Gustavo
Adolfo, en otras ocasiones se presentaba al presidente de la República, los himnos
nacionales, pues ese momento siempre hace que tu estés tenso, preocupado no, no
por el fracaso, sino por el poder quedar bien, entonces yo para romper eso, por
la experiencia que ya tenía, pues les presentaba al rey, en broma, por ejemplo:
Hernández Fello, aquí está mi cuatacho, el relleno de chocolate, así
sucesivamente”, recordó ‘La Tota’.
“Se molestó conmigo el
Secretario de Relaciones, cuando terminé la presentación con los muchachos, me
dijo que era irrespetuoso, le dije ‘¿por qué irrespetuoso, no me interesaba el
rey, lo que me interesaba era mi equipo, yo quería que mi equipo despertara de
esa presión, por que era muy fuerte no, veas al rey y dices, hay carajo, ¿De
verdad es un rey?’”.
A la hora del partido, las
bromas quedaron de lado.
“Recuerdo muy bien que me
tocó estar cerca de la banda del cuerpo técnico mexicano y a cada rato me
gritaban que no dejara la marca, que no me desatendiera, porque los ojos
estaban puestos sobre Kurt Hamrin, y en figuras como Nils Liedholm, y pues que
no me despegara, que marcara más cerca, porque si daba ventajas para que
controlaran el balón, me iban a hacer ver mal a mí y a todos mis compañeros”,
comentó el lateral izquierdo José Villegas, de quien el propio jugador sueco,
Hamrin, expresó a los medios de comunicación la siguiente frase: “Es un
fenómeno, pero tiene el inconveniente de la pequeñez de su cuerpo”.
Así, México volvió a los
vestidores del Estadio Rasunda con una derrota de 3 – 0, que constrastaba con
la estrategia inicial de Trelles, que era sacar el empate ante Suecia, salir
con la victoria frente a Gales y causar dolores de cabeza a los húngaros, pero
con la confianza de que la metralla contraria sería frenada por el arquero
Antonio Carbajal, quien gracias a su estilo recibió elogios de la prensa
internacional.
“Yo no era un portero que
fuera de mucho circo, yo era más de colocación, de intuir la jugada, todavía no
se acostumbraba mucho el salir a cortar el ángulo, yo jugaba mucho bajo los
palos, te tenías que tirar ahora si que de cabeza, ahora ya no te tiras de
cabeza, ahora haces el Cristo y tapas la pelota, antes te tenías que tirar con
todo a recuperar el balón”, comentó el eterno Cinco Copas.
En el siguiente compromiso
ante Gales las cosas pintaron mejor para el conjunto azteca, que peleó con el
corazón para obtener el primer punto de su historia en las Copas Mundiales. Corría
el minuto 89, cuando Carlos González abrió la de gajos hacia el extremo
izquierdo, Enrique Sesma bombeó el balón, mientras Jaime Belmonte saltaba por
encima de tres defensores, para que, con un testazo letal, enviara la pelota al
fondo de las redes de Jack Kelsey, lo que le dio a México un empate con sabor a
victoria.
“Sentí que el empate era de
todos, de México, hubo muchas felicitaciones, llamadas telefónicas a la
delegación, lo cual era bonito el estar lejos y saber que el equipo mexicano
había logrado el primer punto que se lograba en una Copa del Mundo. Aunque
considerábamos que ya era un poco difícil pasar a la siguiente ronda, porque
ensegudia nos tocaba un rival igual o mejor, como Hungría, con quien nos
salieron las cosas mal, nos ganaron 4 – 0 y ahí nos desmoronamos”, dijo
Villegas.
Para el 15 de Junio, las esperanzas
de lograr el pase se esfumaron ante Hungría. México jugó con un ‘hospital’ por
las lesiones de Carbajal, Salvador Reyes, Guillermo Sepúlveda, Jorge Romo y
Jesús del Muro, sufridas ante Gales, pero el cuerpo técnico, aún así, decidió
alinearlos.
En el segundo tiempo, sin
Sepúlveda en la cancha y con Del Muro arrastrando la pierna, Hungría se dio un
festín para terminar goleando 4 – 0.
López Herranz, quien mantuvo
la alineación que logró el empate, explicó por qué no aprovechó su banca: “No
podíamos utilizar reemplazos, porque se hubiera desorganizado completamente
nuestra defensa”.
El día del regreso de la
Selección, cerca de cinco mil aficionados acudieron eufóricos al aeropuerto de
la Ciudad de México a recibir a ‘Los Héroes del Empate’.
Romo, Gutiérrez y Villegas
bajaron de la aeronave heridos como soldados que regresan de una guerra, al
tiempo que Ligorio, Calderón y otros tres exhibían caras largas, ya que
deseaban ver el resto de los partidos sufragando sus gastos.
Fuente: Por Agustín Elías en
Récord. Ediciones Especiales. Todo sobre Sudáfrica 2010, p. 58 – 60.
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