Si se toma de referencia la teoría de Kolb (1984), los estudiantes inscritos a carreras relacionadas a la tecnología deberían poseer un estilo de aprendizaje convergente, pero la realidad es otra; es común que en las instituciones de educación superior la aceptación de estudiantes consista en un examen general de conocimientos, y no con base al estilo de aprendizaje de los aspirantes y la relación de este con la disciplina de estudio. Por tal motivo, con el fin de acomodar en lo posible el estilo de aprendizaje de los estudiantes al estilo de enseñanza del profesor, dos de los aspectos clave en la implementación del aula invertida son las actividades prácticas que los alumnos realizarán en el aula y el diseño de los materiales instruccionales.
Respecto a las actividades prácticas, estas deben ser diseñadas con base al contexto, proyectos y metas personales de los estudiantes, ya que de esta forma es más fácil conectarlos con los tópicos que necesitan aprender de la asignatura. Sobre este aspecto, Jonassen (1991) comentó que la construcción de conocimientos pueden facilitarse mediante un ambiente de aprendizaje que proporcione a los estudiantes:
a) Múltiples representaciones de la realidad.
b) Actividades reales y contextualizadas.
c) Reforzar la práctica de la reflexión, y
d) Facultarles el contenido que debe aprenderse. Por
otra parte, es importante que en los materiales instruccionales se exponga el
contenido del curso en forma concreta, y considerar en su diseño los aspectos
teóricos, metodológicos y técnicos que han probado favorecer el aprendizaje.
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