Jules Renard – La gallina

Apenas sé abre la puerta, salta del gallinero con las patas muy juntas.

Es una gallina común y corriente, de apariencia modesta y que jamás ha puesto huevos de oro.

Deslumbrada, titubeante, avanza algunos pasos por el corral.

Va en busca del montón de cenizas en que, cada mañana, acostumbra retozar.

Allí rueda y se remoja y, con una viva agitación de alas y con las plumas infladas, se sacude las pulgas de la noche.

Luego va a beber al plato hondo que el último aguacero ha llenado.

Sólo bebe agua.

Bebe poco a poco y endereza el cuello, en equilibrio sobre el borde del plato.

En seguida busca sus alimentos dispersos.

Hierbas finas, insectos y semillas perdidas.

Pica y pica, infatigable.

De vez en cuando se detiene.

Y cuando está segura de que no hay nada nuevo continúa su búsqueda.

Levanta sus patas tensas, como los que padecen de gota. Separa los dedos y los apoya con precaución, sin ruido.

Se diría que camina descalza.

Fuente:
Español. Lecturas. 6° Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 30.

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