Un Hijo Creador podría reclamar soberanía plena sobre su creación personal en todo momento, pero sabiamente elige no hacerlo. Si antes de pasar por los autootorgamientos en semejanza de las criaturas, asumiera una soberanía suprema no ganada, las personalidades paradisiacas residentes en su universo local se retirarían. Pero esto no ha ocurrido jamás a través de todas las creaciones del tiempo y del espacio.
El hecho de la autoría creadora implica la plenitud de soberanía, pero los Micaeles eligen ganarla experiencialmente, reteniendo por lo tanto la plena cooperación de todas las personalidades del Paraíso asignadas a la administración del universo local. No sabemos de ningún Micael que haya actuado de otra manera; pero todos ellos podrían, pues son verdaderamente Hijos con libre albedrío.
La soberanía de un Hijo Creador en un universo local pasa a través de seis, tal vez siete, etapas de manifestación experiencial. Estas aparecen en el orden siguiente:
1. Soberanía inicial de vicerregente —la autoridad solitaria provisional que un Hijo Creador ejerce antes de que el Espíritu Creativo asociado adquiera las cualidades de personalidad.
2. Soberanía vicerregente conjunta —el gobierno conjunto de la pareja paradisiaca, subsiguiente al logro de la personalidad por parte del Espíritu Materno Universal.
3. Soberanía vicerregente en aumento —la autoridad en avance de un Hijo Creador durante el período de sus siete autootorgamientos en forma de criatura.
4. Soberanía suprema —la autoridad establecida después de completar el séptimo autootorgamiento. En Nebadon, la soberanía suprema data desde que Micael completara su autootorgamiento en Urantia. Ha existido poco más de mil novecientos años de vuestro tiempo planetario.
5. Soberanía suprema en aumento —la relación avanzada que surge del establecimiento en luz y vida de una mayoría de los dominios de las criaturas. Esta etapa pertenece al futuro aún no logrado en vuestro universo local.
6. Soberanía trinitariana —ejercida posteriormente al establecimiento del entero universo local en luz y vida.
7. Soberanía no revelada —las relaciones desconocidas de una futura edad universal.
Al aceptar la soberanía inicial de vicegerente de un universo local proyectado, un Micael Creador jura ante la Trinidad no asumir la soberanía suprema hasta haber completado los siete autootorgamientos en forma de criaturas y que éstos hayan sido certificados por los gobernantes del superuniverso. Pero si un Hijo Micael no pudiera a voluntad reclamar tal soberanía no ganada, no significaría nada su juramento de no hacerlo.
Aun en las edades previas a los autootorgamientos, un Hijo Creador gobierna su dominio casi supremamente si no hay desacuerdos en ninguna de sus partes. Las limitaciones de gobierno difícilmente se manifestarían si la soberanía no fuera desafiada jamás. La soberanía que ejerce un Hijo Creador que aún no se ha otorgado en un universo sin rebeliones no es mayor que en un universo con rebeliones; en el primer caso las limitaciones de la soberanía no son aparentes; en el segundo, sí los son.
Si la autoridad o la administración del Hijo Creador son desafiadas, atacadas, o puestas en peligro, él ha prometido eternamente sostener, proteger, defender y si es necesario recobrar su creación personal. Tan sólo las criaturas creadas por ellos o por seres más elevados de su propia selección pueden perturbar o molestar a estos Hijos. Se podría deducir que “los seres más elevados”, aquellos de origen en niveles por encima del universo local, con toda probabilidad no causarían problemas a un Hijo Creador, y esto es así. Pero podrían hacerlo si así lo eligiesen. La virtud es volitiva en la personalidad. La rectitud no es automática en las criaturas de libre albedrío.
Antes de completar la carrera de autootorgamientos, un Hijo Creador gobierna con ciertas limitaciones autoimpuestas de la soberanía, pero después de completar su servicio de autootorgamientos, gobierna por virtud de su experiencia real, ganada en la forma y semejanza de sus múltiples criaturas. Cuando un Creador ha habitado siete veces entre sus criaturas, cuando completa su carrera de autootorgamientos, entonces se establece en forma suprema en la autoridad del universo; él se ha vuelto un Hijo Mayor, un soberano y gobernante supremo.
La técnica de obtener soberanía suprema sobre un universo local comprende los siguientes siete pasos experienciales:
1. Penetrar experiencialmente en siete niveles de existencia de criaturas a través de la técnica del autootorgamiento en la semejanza misma de las criaturas de cada nivel correspondiente.
2. Hacer una consagración experiencial a cada fase de la voluntad séptuple de la Deidad Paradisiaca tal como está personificada en los Siete Espíritus Rectores.
3. Atravesar cada una de las siete experiencias en los niveles de criaturas, simultáneamente con la ejecución de una de las siete consagraciones a la voluntad de la Deidad Paradisiaca.
4. En cada nivel de criaturas, mostrar experiencialmente la cúspide de vida de las criaturas a la Deidad Paradisiaca y a todas las inteligencias universales.
5. En cada nivel de criaturas, revelar experiencialmente una fase de la voluntad séptuple de la Deidad al nivel del respectivo autootorgamiento y a todo el universo.
6. Unificar experiencialmente la séptuple experiencia de criaturas con la séptuple experiencia de consagración a la revelación de la naturaleza y voluntad de la Deidad.
7. Alcanzar una nueva relación más elevada con el Ser Supremo. La repercusión de la totalidad de esta experiencia de Creador-criatura aumenta la realidad superuniversal de Dios el Supremo y la soberanía espacio-temporal del Supremo Todopoderoso y actualiza la soberanía suprema en el universo local de un Micael Paradisiaco.
Al
establecer el asunto de la soberanía en un universo local, el Hijo Creador no
sólo demuestra su propia idoneidad de gobierno sino que también revela la
naturaleza y retrata la actitud séptuple de la Deidad del Paraíso. La
comprensión finita y la apreciación por parte de las criaturas de la primacía
del Padre atañe a la aventura del Hijo Creador cuando condesciende tomar la
forma y las experiencias de sus criaturas. Estos Hijos primarios del Paraíso
son los verdaderos reveladores de la naturaleza amante y beneficiosa autoridad
del Padre, el mismo Padre que, en asociación con el Hijo y el Espíritu, es el
jefe universal de todo poder, personalidad y gobierno a lo largo y a lo ancho
de todos los reinos universales.
Fundación Urantia, “El libro de Urantia”, p. 261 – 264.
Comentarios
Publicar un comentario
Si deseas comentar dentro de la línea del respeto, eres bienvenido para expresarte