Los nativos de Havona deben adquirir, en enlace con los seres evolucionarios, ciertos desarrollos experienciales que crearán en ellos una capacidad de recepción para el otorgamiento de un fragmento del Espíritu del Padre Universal. El Cuerpo de Finalistas Mortales tiene como miembros permanentes tan sólo a aquellos seres que se han fusionado con el espíritu de la Primera Fuente y Centro o que, como los Mensajeros de Gravedad, incorporan en forma innata este espíritu de Dios el Padre.
El cuerpo recibe los habitantes del universo central en una relación de uno por mil — una compañía de finalistas. El cuerpo está organizado para servicio provisional en compañías de mil, siendo las criaturas ascendentes 997, con un nativo de Havona y un Mensajero de Gravedad. Los finalistas de este modo se movilizan en compañías, pero el juramento de la finalidad se administra individualmente. Es un juramento de implicaciones enormes e importancia eterna. El nativo de Havona toma el mismo juramento y se vuelve por siempre un miembro del cuerpo.
Los alistados de Havona siguen a la compañía de su asignación; dondequiera que vaya el grupo, van ellos. Y deberíais ver su entusiasmo en la nueva tarea de los finalistas. La posibilidad de alcanzar el Cuerpo de la Finalidad es una de las emociones más espléndidas de Havona. La posibilidad de volverse un finalista es una de las aventuras supremas de estas razas perfectas.
También
se reciben los nativos de Havona, en la misma proporción, en el Cuerpo de Finalistas
Conjuntos Trinidizados en Vicegerington y en el Cuerpo de Finalistas
Trascendentales en el Paraíso. Los ciudadanos de Havona consideran estos tres
destinos los objetivos supremos de sus carreras excelsas, juntamente con la
posible admisión en el Cuerpo de Finalistas de Havona.
Fundación Urantia, “El libro de Urantia”, p. 383 – 384.

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