Estos mundos sedes centrales están entre los reinos magníficos de Nebadon; las estancias seráficas se caracterizan tanto por su belleza como por su vastedad. Aquí cada serafín tiene un verdadero hogar, y “hogar” significa el domicilio de dos serafines; viven en pares.
Aunque no son masculino y femenino como lo son los Hijos Materiales y las razas mortales, los serafines son negativo y positivo. En la mayoría de las asignaciones se requiere a dos ángeles para cumplir la tarea. Cuando no permanecen conectados en circuito, pueden trabajar a solas; tampoco requieren complementos del ser cuando están estacionarios. Generalmente retienen sus complementos originales del ser, pero esto no es indispensable. Dichas asociaciones son necesarias principalmente para la función; no están caracterizadas por la emoción sexual, aunque son enormemente personales y verdaderamente afectuosos.
Aparte de
hogares designados, los serafines también tienen sedes de grupo, compañía, batallón
y unidad. Se congregan cada milenio y están todos presentes de acuerdo con el
tiempo de su creación. Si un serafín lleva responsabilidades que prohíben la
ausencia de su puesto, alternará la asistencia con su complemento, siendo
reemplazada por un serafín de otra fecha de nacimiento. Cada socio seráfico de
esta manera asiste por lo menos a una reunión de cada dos.
Fundación Urantia, “El libro de Urantia”, p. 460 – 461.

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