Enfoque
Waterfall.
La metodología Waterfall se creó en los años 70 y se basa en el orden secuencial de las fases. Se completa una a la vez de manera lineal como una cascada que comienza en la cima de una montaña y termina en la base.
Waterfall tiene un enfoque lineal. Al principio, Waterfall se usó en las disciplinas de la ingeniería física, como la fabricación y la construcción. Luego, el software se convirtió en un campo importante de la ingeniería, y Waterfall también se aplicó a esos proyectos. Todavía se usa mucho en los campos de la ingeniería, incluido el diseño y la aplicación de las funciones de un producto, también conocido como diseño de aplicaciones.
Con el tiempo, otras industrias, como la planificación de eventos y el comercio minorista adaptaron las fases de Waterfall a sus proyectos. Ahora hay muchos estilos de Waterfall, y cada uno tiene su conjunto específico de pasos, sin embargo, lo que tienen en común es que siguen un conjunto ordenado de pasos que se vinculan directamente a expectativas, recursos y objetivos claramente definidos que probablemente no cambien.
Las fases del ciclo de vida de un proyecto de Waterfall siguen el mismo flujo estándar del ciclo de vida del proyecto: Iniciar, planificar, ejecutar, que incluye gestionar y completar las tareas, y cerrarlas.
¿Cuándo
deberías usar un enfoque Waterfall para la gestión de proyectos?
Cuando las fases del proyecto estén claramente definidas, cuando hay tareas que se deben completar antes de comenzar otras o cuando los cambios en el proyecto son muy costosos de implementar una vez que ha comenzado.
Un enfoque tradicional bien pensado para gestionar un proyecto puede ayudarte a alcanzar el resultado deseado con la menor cantidad de obstáculos posibles durante la ejecución del proyecto. Si piensas en la totalidad del proyecto y te esfuerzas desde el principio, te prepararás para el éxito.
En un mundo ideal, seguir este enfoque te ayudará a identificar a las personas y las tareas adecuadas, planificar en consecuencia para evitar contratiempos en el camino, crear espacio para documentar los planes y el progreso, y permitirte alcanzar ese objetivo.
Sin embargo, los planes no siempre salen según lo esperado, de hecho, rara vez lo hacen. El método Waterfall dispone de algunas prácticas de gestión de riesgos para ayudar a evitar y enfrentar los cambios del proyecto.
Por suerte, existen otras metodologías que están completamente diseñadas para el cambio y la flexibilidad, Una de ellas es Agile, otro enfoque popular de la gestión de proyectos.
El término Agile (ágil) significa ser capaz de moverse rápida y fácilmente. También se refiere a la flexibilidad, lo que significa estar dispuesto y ser capaz de cambiar y adaptarse.
Los proyectos que utilizan un enfoque Agile suelen tener muchas tareas en las que se trabaja al mismo tiempo o en varias etapas de finalización, lo que lo convierte en un enfoque iterativo.
Los conceptos que dieron forma a la metodología Agile surgieron en los años 90 como respuesta a la creciente demanda de una entrega más rápida de productos, principalmente aplicaciones de software, en ese momento, pero no se llamó oficialmente Agile hasta 2001.
Las fases de un proyecto Agile también siguen las etapas del ciclo de vida del proyecto. Sin embargo, en lugar de tener que seguir un orden o esperar a que termine una fase antes de comenzar la siguiente, las fases del proyecto Agile se superponen, y las tareas se completan en iteraciones, que en Scrum se llaman sprints.
Scrum es una forma de Agile, y sprint no significa correr una carrera lo más rápido posible. En este caso, los sprints son periodos cortos, por lo general de una a cuatro semanas, durante los cuales un equipo trabaja en conjunto para concentrarse en completar tareas específicas.
Es importante entender que Agile es una mentalidad más que una serie de pasos o fases, se trata de crear un equipo eficaz y colaborativo que busque comentarios periódicos del cliente para poder ofrecer el mejor valor lo más rápido posible y adaptarse a medida que surjan cambios.
Los proyectos que se adaptan mejor al enfoque Agile son aquellos en los que el cliente tiene una idea de lo que quiere, pero no tiene una imagen concreta en mente, o tienen un conjunto de cualidades que les gustaría ver en el resultado final, pero no están tan preocupados por cómo se ve exactamente.
Otro indicador de que un proyecto se puede beneficiar de Agile es el nivel alto de incertidumbre y riesgo involucrado en el proyecto. Esto permite que el equipo obtenga comentarios desde el principio sobre lo que funciona y lo que no, hacer ajustes a lo largo del proceso y reducir los esfuerzos desperdiciados.
Tener un
conocimiento básico sobre Waterfall y Agile te ayudarán encontrar una manera
eficaz de organizar y planificar tu proyecto. Conocer estas dos metodologías será
útil para futuras entrevistas de trabajo, porque vas a poder demostrar una
sólida comprensión del panorama de la gestión de proyectos.
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