Aunque la organización administrativa del gran universo revela una división clara entre los gobiernos del universo central, los superuniversos y los universos locales, y aunque estas divisiones tengan paralelos astronómicos en la separación espacial entre Havona y los siete superuniversos, no existen líneas claras de demarcación física en las creaciones locales. Aunque los sectores mayores y menores de Orvonton (para nosotros) son claramente distinguibles, no es tan fácil identificar los límites físicos de los universos locales. Esto se debe a que estas creaciones locales están organizadas en cuanto a su administración de acuerdo con ciertos principios creativos que gobiernan la segmentación de la carga total de energía de un superuniverso, mientras que sus componentes físicos, las esferas del espacio (los soles, las islas oscuras, los planetas etc.) se originan principalmente en las nebulosas, y éstas hacen su aparición astronómica de acuerdo con ciertos planes precreativos (trascendentales) de los Arquitectos del Universo Maestro.
Una o más (aun muchas) de estas nebulosas pueden estar comprendidas dentro del dominio de un universo local, así como Nebadon fue formado físicamente a partir de la progenie estelar y planetaria de Andrónover y de otras nebulosas. Las esferas de Nebadon son de ancestro nebular diverso, pero todas tuvieron cierta uniformidad mínima de movimiento espacial que fue ajustada de esta manera por los esfuerzos inteligentes de los directores del poder, con el objeto de producir nuestra agregación presente de cuerpos espaciales, que viajan juntos como unidad en las órbitas del superuniverso.
Tal es la constitución de la nube estelar local de Nebadon, que hoy en día gira en una órbita cada vez más establecida alrededor del centro Sagitario de ese sector menor en Orvonton al cual pertenece nuestra creación local.
Fuente:Fundación Urantia, “El libro de Urantia”, p. 499 – 500.

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