Si vas a hacer un menú desplegable, trata de que la información esté ordenada lógicamente, o al menos por orden alfabético. No hay nada más desesperante que no encontrar la opción adecuada dentro de un menú desplegable.
Evita al
máximo hacer trabajar al usuario.
Si puedes hacer que el usuario seleccione entre dos o tres opciones antes de hacerle escribir, mejor. Y si puedes escoger las menos opciones posibles, mejor.
Evita no
pedir la información que sea, de verdad, estrictamente necesaria. Es mejor
trabajar por pedir la información después. Cada casilla a rellenar dentro de
nuestro formulario tiene que estar realmente justificada y ser realmente importante,
porque cada una de ellas ofrece la posibilidad de que el usuario no quiera
rellenarla.
Este sería un ejemplo de formulario extremadamente mal diseñado. Observa cuánta información que realmente no hace falta pedirle al usuario, no sólo da extrema pereza tener que pensar en rellenar sino que además genera desconfianza. El usuario no dejará de preguntarse para qué necesitas realmente tanta información.
Aunque sólo existen dos campos obligatorios, que son el nombre completo y el mail, el usuario no tiene por qué detectarlo para nada.
Observa que, además, existe el botón de “borrar” justo al lado del de enviar, en un lugar en el que encima suele ser más fácil pinchar. De forma que es muy probable haber rellenado todo y equivocarnos de botón, para borrarlo todo.
¿Qué
necesidad iba a tener el usuario de borrar toda la información? Es lo que tienes
que pensar en cada uno de los botones que existan en tu formulario. ¿Es
realmente necesario, de verdad?
Fundación Telefónica – Curso Analítica Web, Resumen Módulo 4, p. 11 – 13.


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