Taylor adoptó un sistema de control operacional bastante sencillo que no se basaba en el desempeño promedio sino en la verificación de las excepciones o desvíos de los estándares normales. En otras palabras, lo que ocurre dentro de los estándares normales no debe ocupar demasiado la atención del administrador; éste debe verificar con prioridad los hechos u ocurrencias que estén fuera de los estándares, las excepciones, para corregirlas de manera adecuada. Así, deben identificarse y localizarse con rapidez los desvíos positivos o negativos de los estándares normales para tomar las decisiones pertinentes.
De allí se deriva el principio de excepción, según el cual las decisiones más frecuentes deben convertirse en rutina y delegarse a los subordinados, en tanto que los problemas más graves e importantes se dejan a los mandos superiores. El principio de excepción es un sistema de información que presenta sus datos sólo cuando los resultados, efectivamente verificados en la práctica, son divergentes o se distancian de los resultados previstos en algún programa.
El principio de excepción se fundamenta en informes condensados y resumidos que muestran sólo las desviaciones, omite los hechos normales y los vuelve comparativos y de fácil utilización y visualización.
El principio de excepción se fundamenta en informes condensados y resumidos que muestran sólo las desviaciones, omite los hechos normales y los vuelve comparativos y de fácil utilización y visualización.
Fuente: Introducción a la Administración con Enfoque.
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