El famoso inventor Alexander Graham Bell (1847 – 1922), intrigado por el misterioso mundo del espiritismo, intento comunicarse con “el más allá”, para lo cual trabajó arduamente en construir una máquina que le permitiera el contacto con el mundo de los muertos.
Sus esfuerzos rindieron frutos, aunque no de la manera que él esperaba, pues luego de muchos intentos, logró hacer que funcionara un artilugio que ahora es parte de la vida cotidiana, el teléfono.
Fuente: Revista Algarabía Extra “Lo insólito y lo sobrenatural” Año 2 #3, p.19.
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