El reloj despertador empezó a sonar. Gudelia se despertó.
- ¡Pero si es casi de madrugada! – protestó la niña.
Se detuvo a mirar por la ventana las gotas de rocío sobre las hojas de la higuera del patio. El gatito se lavaba la cara.
- Eso mismo haré yo – pensó Gudelia –, aunque el agua esté fría.
Luego arregló su cama, desayunó con su mamá y fue a despedirse de sus hermanitos Guillermo y Nacho. Ellos no van a la escuela; se quedan en casa con sus juguetes. Su papa salió antes que ella para llegar a tiempo al taller de guitarras donde trabaja.
En la calle, Gudelia vio a mucha gente apurada. Don Gabriel ya estaba en su panadería. Gustavo el albañil descargaba ladrillos del camión. El mercado parecía un hormiguero. Al dar vuelta a la esquina le esperaba la sorpresa más agradable: ¡acababa de llegar un circo! Gudelia estuvo muy inquieta toda la mañana en la escuela. No veía la hora de llegar a su casa para darles a todos la noticia del circo.
Fuente: SEP – Mi Libro de Segundo. Parte 2
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