El último profeta. Movimiento pacífico

El triunfo definitivo, sin embargo, no vendría de la guerra, sino de una acción inteligente y audaz por parte de Mahoma. Acompañado por un millar de musulmanes desarmados se dirigió a su ciudad, que ahora lo tenía como enemigo público, para culminar la sagrada peregrinación que a ningún árabe se le podía prohibir. Sin embargo, los coraixíes de La Meca no estaban dispuestos a permitirle la entrada y mandaron un nutrido grupo armado a su encuentro. Tras una larga negociación, llegaron al acuerdo de que los musulmanes realizarían sus ritos fuera de la ciudad y regresarían a Medina.
No obstante, volvieron al cabo de un año, y entonces los coraixíes abandonaron la ciudad durante tres días para que los musulmanes pudieran celebrar debidamente sus ritos. Por una vez en la Historia, así ocurrió. En marzo de 629, Mahoma se dirigió a La Meca acompañado por 2,600 partidarios, y los habitantes de la ciudad la abandonaron poco antes de su llegada. 

Transcurrido el plazo y terminados sus ritos, los musulmanes se marcharon de manera ordenada. El resultado fue que el prestigio de Mahoma se extendió por toda Arabia; las tribus beduinas buscaron acuerdos con él y numerosos habitantes de La Meca, jóvenes sobre todo, se unieron al islam. Menos de un año después, en enero de 630, volvía a salir en dirección a La Meca al frente de un enorme ejército al que los coraixíes no podían enfrentarse. 

La ciudad se rindió finalmente y fue tomada sin derramamiento de sangre. Además, no se ajustició a nadie debido a que Mahoma decretó una amnistía general. De hecho su acción más violenta consistió en destrozar los 360 ídolos que rodeaban la Kaaba, y en ordenar el borrado de las pinturas que decoraban entonces su interior. 

Muhammad ibn Abdallah, profeta de Alá, murió en Medina el 8 de junio del año 10 de la Hégira, que corresponde al 632 de la era cristiana. Murió tranquilamente, mientras reposaba la cabeza en el regazo de su joven esposa Aisha. Según declaró ésta, sus últimas palabras fueron: "No, el compañero más alto en el Paraíso". Jamás sabremos a qué se refería.

Fuente:
Por Alberto Porlán en Muy Interesante Historia, ‘El Islam. Los misterios de una religión’, Ed. Televisa, p. 23 – 24.

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