Dueño de la capital de la República, el general Forey nombró una Junta Superior de Gobierno y una Asamblea de Notables. La junta eligió para ejercer el poder ejecutivo a Juan N. Almonte, el representante de los conservadores que había traído con fines imperialistas la intervención francesa; a Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, Arzobispo de México, y a José Mariano Salas. Había dos miembros suplentes: Juan B. de Ormaechea, obispo de Tulancingo, e Ignacio Pavón.
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