Doniazada dijo a su hermana Schahrazada:- “¡Oh hermana mía! Te ruego que acabes la historia del mercader y el efrit“ Y Schahrazada respondió: “De todo corazón y como debido homenaje, siempre que el rey me lo permita.” Y el rey ordenó: “Puedes hablar.”
Ella dijo:
He llegado a saber, ¡oh rey afortunado, dotado de ideas justas y rectas! que cuando el mercader vio llorar al ternero, se enterneció su corazón, y dijo al mayoral: “Deja ese ternero con el ganado.”