Además del campeón España, un pulpo, una modelo exhibicionista y el criticado balón oficial fueron las figuras de la última justa futbolera del mundo por encima de las estrellas.
¡Grande España!
Llegó a la justa con la etiqueta de favorito y aunque su inicio fue
terrorífico, pues sucumbió ante la débil Suiza, revirtió el arranque perdedor
para luego alzarse con la Copa del Mundo. A partir de la ronda de eliminación
directa (octavos de final) la Furia Roja anotó en su bitácora de resultados el
1-0, recurrente hasta la final, pero que le valió para convertirse en el octavo
monarca. Portugal, Paraguay, Alemania y Holanda fueron las selecciones que dejó
en la lona para cumplir su cometido y, de paso, sacudirse aquellos antecedentes
que insistían en recordarle que sólo estaba hecha para llegar a los cuartos de
final. Así, teniendo como figuras a Villa, Pujol, Iniesta y Casillas, España
venció a sus fantasmas y se colgó de los cuernos de la Luna, que a partir de
hoy brilla con una luz roja muy intensa.