Surge un
nuevo héroe.
Brasil
demostró que podía ganar sin Pelé y tuvo como figura a Garrincha, para defender
el título y conseguir el bicampeonato en el país andino.
Año 1962, tocaba el turno a Chile, país que venía recuperándose de un sismo ocurrido dos años antes de la justa mundialista, pero que albergaba con los brazos abiertos una nueva edición. Brasil llegaba como favorito tras levantar la Copa en Suecia 1958; no obstante, una lesión de Pelé en la primera fase daba oportunidad a otras selecciones, entre ellas, la combativa escuadra chilena.