Dioses candentes.
Sanjna, harta de las quemaduras, la insolación y el calor infernal que le producía su esposo Surya, el Dios Sol, se puso sus lentes oscuros y huyó lejos. En la frescura de un bosque no muy lejano, se quitó las gafas y cambió su forma a la de una yegua para evitar que el marido la encontrara. Pero él se puso a buscarla con desesperación y, para evitar cualquier desprecio, se transformó en un caballo percherón y la hizo relinchar durante muchas noches. Se sabe que tuvieron varios hijos después de aquel encuentro y que ella por fin volvió a su lado, aunque siguió quejándose del esposo acalorado.