Una vez fue un campesino a la ciudad. Y se encontró con un grave problema. Solamente tenía veinte pesos, y les estaba doliendo una muela. El campesino pensaba: “Si me saco la muela y pago al dentista, no puedo comer; si lo gasto en comer, me seguirá doliendo la muela”.
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Juan de Timoneda-El campesino y los pasteles
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