“…Envié a vuestra alteza muy larga y particular relación…” escribe Hernán Cortés a Carlos V, emperador de España, para darle cuenta de sus descubrimientos, de su admiración por las nuevas tierras y de la lucha por adentrarse en ellas y conquistarlas en nombre de su rey y señor. Por medio de estas cartas de relación hemos podido reconstruir los pasos de la conquista y el choque de dos culturas: la española y la indígena.
Cuando era pequeño me encantaban los relatos sobre la vida de los animales extraños que viven en lugares casi desconocidos. Me gustaban tanto, que una vez – tendría entonces unos seis años – quise dibujar una boa; pero mi dibujo no tuvo el éxito que yo esperaba. Nadie lo entendió y hasta hubo quien se burló de mis pretensiones de ser pintor. Ante semejante fracaso decidí hacerme aviador: de eso modo podría viajar a mi antojo por el mundo y ver con mis propios ojos esos fabulosos animales. He cumplido este último propósito y he viajado mucho; en mi vida de explorador no me han faltado emociones ni aventuras. Hoy quiero contarles la más extraordinaria de todas.
Había una vez un rey a quien le encantaba oír cuentos. Apenas se terminaba uno cuando ya quería que otro cuento empezara, y no había narrador que aguantara ese maratón. El rey era caprichoso como un niño malcriado, y a tanto llegó su deseo de escuchar cuentos, que no se tentó el corazón y ofreció la mano de su hija al hombre que fuera capaz de contarle un cuento que no terminara nunca. “Cuando yo muera – decía -, él heredará mi reino, pero si no puede continuar el cuento indefinidamente, le cortaré la cabeza”.
Hace casi medio milenio un joven marino llegó de Italia a Portugal en busca de ayuda para una gran empresa. Él decía llamarse Cristóforo Colombo; ahora lo conocemos como Cristóbal Colón. Este joven había navegado ya todos los mares conocidos hasta entonces, porque su vocación de marino era evidente desde su niñez. Le interesaba todo lo relacionado con embarcaciones y con el mar, y desde pequeño se había ganado la vida ayudando a su hermano Bartolomé a dibujar mapas y a construir esferas armilares; le encantaba ir a los muelles para ver cómo los marineros descargaban sus veleros de mercancías traídas de países lejanos: monos, colmillos de elefante, alfombras y sedas exóticas. Y entonces se ponía a soñar que él también iba por el mar al encuentro de aquellas tierras que dibujaba en los mapas de su hermano, las que visitó Marco Polo en su aventurado viaje a Japón, China y a la India.
San Martín fue el libertador del sur, el padre de la República Argentina, el padre de Chile. Sus padres eran españoles y a él lo mandaron a España para que fuera militar del rey.
Desde niño fue Hidalgo de la raza buena. Muy temprano leyó libros donde se explicaba el derecho que tiene el hombre a ser honrado y a pesar y a hablar sin hipocresía.
En la región de los Andes peruanos, cerca del valle del Cuzco, hay una colina llamada Tampu – Tocco, que en lengua quechua – la lengua hablada por los pueblos muy antiguos de la zona Tihuanaco – quiere decir “Posada con nicho”.