A los verdes prados
baja la niña:
ríense las fuentes,
las aves silban.
A los verdes prados
baja la niña:
ríense las fuentes,
las aves silban.
La Luna va por el agua
¡Cómo está el cielo tranquilo!
Nicolás Mangana era un campesino pobre pero ahorrativo. Su mayor ilusión era juntar dinero para comprar unos puercos y dedicarse a engordarl...