Un día el reloj se paró.
- ¡Ya estoy cansado de trabajar!
Hoy descansaré.
Un día el reloj se paró.
- ¡Ya estoy cansado de trabajar!
Hoy descansaré.
Nicolás Mangana era un campesino pobre pero ahorrativo. Su mayor ilusión era juntar dinero para comprar unos puercos y dedicarse a engordarl...