Salvador Rueda.
Lanzóse audaz a la región sombría
y era, al herir aquel cielo distante,
un surtidor de fuego palpitante
que en las ondas del aire se envolvía.
Salvador Rueda.
Lanzóse audaz a la región sombría
y era, al herir aquel cielo distante,
un surtidor de fuego palpitante
que en las ondas del aire se envolvía.
Brotan las flores, están frescas, medran, abren su corola. De tu interior salen las flores del canto: tú, oh poeta, las derramas sobre...