Había una vez un mono listo que inventaba muchas cosas, en tanto que sus compañeros se dedicaban a imitar lo que él hacía.
Un día, el mono listo tenía mucha sed y sintió deseo de tomar agua de
coco.
Trepó a una palmera.
Había una vez un mono listo que inventaba muchas cosas, en tanto que sus compañeros se dedicaban a imitar lo que él hacía.
Un día, el mono listo tenía mucha sed y sintió deseo de tomar agua de
coco.
Trepó a una palmera.
(El niño, desde una ventana, ve pasar por la calle al lechero, que pregono quesos). El lechero: — ... ¡Quesitos, quesitos, a los ricos q...