La buena postura es sumamente importante.
Cuando nacemos, nuestros huesos son suaves y flexibles. Poco a poco van endureciendo. A la edad de 20 años adquieren su máximo desarrollo. Unos son muy cortos, como las vértebras, otros anchos, como los omóplatos, y otros largos, como los fémures.
Observando un esqueleto humano, salta a la vista su equilibrada simetría. El cráneo y la columna vertebral dividen al cuerpo en dos mitades idénticas.