La colibrí era tan pobre que no se podía casar, por eso día y noche lloraba su mala suerte.
El ruiseñor, su viejo amigo, le tuvo lástima y decidió ayudarla. Para eso llamó a los animales del bosque y les dijo:
Brotan las flores, están frescas, medran, abren su corola. De tu interior salen las flores del canto: tú, oh poeta, las derramas sobre...