Mostrando las entradas con la etiqueta Batalla de Badr. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Batalla de Badr. Mostrar todas las entradas

Mahoma. La represión en contra de los judíos

Mas que un triunfo bélico, la batalla de Badr representó un triunfo psicológico, pues Mahoma se había convertido en el líder indiscutible de un movimiento poderoso que prometía la unificación de los árabes y la creación de un verdadero imperio por medio de la guerra, así que en todos lados se comenzaron a manifestar súbitas conversiones, y especialmente en la ciudad de Medina prácticamente todos los árabes adoptaron la religión del Islam, lo que dio a Mahoma el control político de la ciudad y comenzó a actuar más como soberano que como líder religioso, lo que molestó a judíos y cristianos, quienes ahora resultaban minorías y comenzaron a ser hostilizados por los árabes ensoberbecidos: Los cristianos aceptaron mansamente su condición de sometidos al nuevo poder, pero los judíos, que eran dueños de los mayores capitales de la ciudad y poseían cultura, comenzaron a protestar, e incluso a increpar al Profeta, pensando que éste tenía la capacidad de tolerancia que antes manifestaba, pero pagaron con su vida ese error, por lo que se creó una fuerte tensión entre las etnias, que finalmente estalló ante un incidente sin importancia, pues se trataba de una pelea callejera entre jóvenes árabes y judíos; Mahoma intervino para pacificar a los contendientes, pero declaró que los jóvenes judíos eran los ofensores y ordenó que la tribu entera a la que pertenecían debía abrazar la fe islámica como una forma de desagravio. De inmediato se reunieron los jerarcas judíos y fueron ante Mahoma para recordarle el pacto de libertad de cultos que a él mismo le había favorecido y en virtud del cual había construido su templo, pero él permaneció en su postura y puso en estado de sitio la aldea donde habitaba la tribu de Beni Qainuga, quienes estaban dispuestos a morir de hambre antes que ceder a las intenciones del Profeta, finalmente se rindieron esperando la benevolencia de Mahoma, quien condenó a muerte a todos los hombres de la tribu; pero el patriarca árabe Abdallah Ibn Ubayy Saluí quien era jefe de los Jazrachíes, intervino en su favor, por lo que el Profeta les conmutó la pena de muerte por la del destierro, además de que les confiscó todos sus bienes. La tribu judía estaba compuesta por siete mil personas, quienes tuvieron que marchar rumbo a Siria. Las armas y los bienes producto de esta confiscación fueron la base de un capital de guerra que fue de gran importancia para la expansión del Islam.

Mahoma. La batalla de Badr

Después de dos años de establecido en Medina, el Profeta recibió el informe de que una caravana de mil camellos venía de Siria con rumbo a La Meca y que al frente de esa caravana iba nada menos que su gran rival, Abu Sufián, protegido por una pequeña guardia de treinta guerreros, pronto atravesarían la zona montañosa cercana a Medina, por lo que Mahoma se apresuró para reunir una tropa de trescientos catorce hombres y se dirigió por el camino de La Meca, hasta un valle regado por el río Badr, donde necesariamente debían pasar las caravanas, por lo que se aposentó ahí junto con sus hombres para esperarla. Pero también Abu Sufián tenía sus espías y se enteró de que Mahoma pretendía tenderle una emboscada, por lo que envió a un mensajero, de nombre Umair, para pedir refuerzos a La Meca. El mensajero llegó a La Meca extenuado; todos se alarmaron de la situación y el gobernador de la ciudad, Abu Chahl, quien, como recordaremos, era otro de los acérrimos enemigos de Mahoma, tomó cartas en el asunto y corrió la voz de alarma por toda la ciudad, llamando a las armas como si se tratara de una invasión. Al enterarse de que el ataque era contra Mahoma se adhirieron los coraixíes que se consideraban severamente ofendidos y se reunió una fuerza considerable, pues constaba de cien caballeros armados y setecientos camellos de apoyo que de inmediato se puso en camino, llevando al frente al mismo Abu Chahl, quien ya tenía setenta años, pero estaba sediento de venganza. Mientras tanto la caravana de Abu Sufián, quien había averiguado la localización de las fuerzas de Mahoma, avanzó por un camino alterno y pudo evadir el enfrentamiento, por lo que envió otro mensajero a La Meca para avisar que el peligro había pasado, pero el mensajero encontró al ejército de los coraixíes que avanzaban a marchas forzadas. Se celebró entonces una asamblea entre los jefes del ejército y no pudieron ponerse de acuerdo, pues mientras algunos querían continuar con la campaña para acabar de una vez por todas con su enemigo, otros preferían no someterse a un enfrentamiento peligroso, aunque sabían que su número era superior al de las huestes de Mahoma; finalmente la mayoría se decidió por continuar con la campaña punitiva mientras que una minoría decidió regresar a La Meca.

La recomendación del momento

Los Autogobiernos de los Micaeles

Existen siete grupos de Hijos Creadores autootorgadores y están así clasificados de acuerdo con el número de veces que se han otorgado a las...

Lo más popular de la semana