Como ayer, las paredes manchadas
con el mismo ritual de rutina,
el pobre mucho más se calcina
y nosotros no hacemos noticia.
Como ayer, las paredes manchadas
con el mismo ritual de rutina,
el pobre mucho más se calcina
y nosotros no hacemos noticia.
Nicolás Mangana era un campesino pobre pero ahorrativo. Su mayor ilusión era juntar dinero para comprar unos puercos y dedicarse a engordarl...