Bosque de niebla









Este bosque crece en sitios montañosos de clima templado o semicálido, con alta humedad. Sus árboles, de más de 50 m de altura como el roble y el liquidámbar, cuyas ramas están cubiertas por una gran cantidad de plantas, así como la niebla siempre presente, le dan un aspecto atractivo y misterioso. Entre las plantas epífitas, esto es, plantas que viven sobre las ramas de los árboles, se cuentan helechos, líquenes, musgos, enredaderas, bromelias y orquídeas. En el estrato bajo del bosque habitan helechos y palmas; son notables los helechps arborescentes de hasta 15 m de alto. Aunque muchas de las especies presentes en este tipo de bosque tienen flores muy pequeñas, destacan las bromelias y las orquídeas por sus flores vistosas y variadas. Esta flora es el marco de aves como trogones, quetzales y pavones, además de mamíferos, anfibios e insectos. Este bosque es más cálido y húmedo que los bosques de pinos y encinos, pero es más fresco que la selva. Son pocos los sitios en México que cumplen estas condiciones; por ello, los bosques de niebla están dispersos en nuestro país, ocupan zonas de relieve accidentado y cañada protegidas del viento y de la fuerte insolación. Cubren apenas el 0.4 % del territorio nacional, es decir, 850700 hectáreas. Hay en ellos muchas especies de distribución restringida y en peligro de desaparecer debido al tráfico ilegal y a la tala irracional para desmontar el terreno y convertirlo en potreros o cafetales.


Liquidámbar.
Este árbol, pariente del arce de Canadá, alcanza de 30 a 60 m de altura. Tiene hojas divididas en tres puntas y frutos agrupados en una esfera erizada. Se localiza frecuentemente en el bosque de niebla en la vertiente del Golfo de México, en altitudes de 400 a 1200 m. Pierde el follaje por un corto periodo en Enero o Febrero, y poco antes las hojas se tornan rojizas o amarillentas, proporcionándole al árbol un aspecto atractivo. De su corteza fluye un bálsamo aromático que tiene propiedades curativas; en otras épocas se usaba también como incienso. Se cultiva en las calles y en los parques como planta de ornato.

Mico de noche.
Este animalito tiene la cara aplanada, los ojos grandes, y la cola muy larga y prensil. Su pelaje es denso, más o menos suave, de color café grisáceo o dorado oscuro, ligeramente más intenso en el lomo y la parte superior de la cabeza; la parte ventral del cuerpo y la cola son amarillo leonado o amarillo pardo. Es de hábitos nocturnos y se alimenta de frutos, semillas y algunos vegetales verdes. Construye sus nidos en los árboles, donde nace una cría al año. A las 7 semanas de nacidas, las crías ya pueden colgarse de su cola. Este animal es característico de las regiones tropicales húmedas de nuestro país.

Perico.
Es un ave de pico fuerte y ganchudo, patas cortas, las alas puntiagudas y cola larga. Su tamaño en promedio es de 30 cm. Hace sus nidos cavando los troncos de los árboles, donde pone de 1 a 12 huevos. Se alimenta de frutas y semillas que descarna con las patas y el pico fácilmente. Es un ave característica de México y tiene la propiedad de imitar los ruidos e incluso algunas voces, además de silbar y cantar. Es una especie en peligro de extinción, ya que muchas personas gustan de tenerlos como mascotas, sin pensar que por cada perico que se vende, mueren de ocho a diez al ser transportados.

Orquídeas.
Son plantas herbáceas, epífitas e incluso algunas son semiacuáticas y subterráneas. Producen flores de una mutitud de formas y colores extraños. Tienen una estrecha relación con sus polinizadores, ya que cada especie de orquídea tiene una forma, fragancia y color para atraer únicamente a un solo tipo de insecto. En algunos casos llegan a producir flores con la forma y fragancia de las hembras de los insectos que transportan su polen a otra orquídea de la misma especie. México cuenta con más de 1000 especies de orquídeas, y la mejor diversidad se da en las selvas y los bosques de niebla.

Helecho arborescente.
Hay muchas especies de esta planta en México. Se caracterizan por su tronco leñoso y espinas en forma de gancho. Las especies que habitan el bosque de niebla alcanzan hasta 15 m de altura, y sus hojas pueden medir 5 m de longitud, a diferencia de otros helechos que viven en ambientes más secos. Crecen en el bosque de montaña, entre los 600 y 1400 metros de altura sobre el nivel del mar. Las partes que cubren el tronco se usan para cultivar orquídeas y algunas otras plantas, o para la creación de artesanías. En la era de los dinosaurios estos helechos llegaron a formar grandes bosques.

Quetzal.
Los machos de esta especie tienen una cresta en la cabeza y un hermoso plumaje verde esmeralda; el cuerpo de 25 cm y una larga cola de 70 cm. El macho tiene el hábito insólito de lanzarse de espaldas desde donde se asienta para no maltratar su cola. Aunque por su forma y color se confunde con la vegetación, el quetzal ha sido muy perseguido desde tiempos prehispánicos, porque sus plumas son sumamente apreciadas. Actualmente está en peligro de extinción. La hembra es más oscura, sin cresta y con la cola más corta. Se alimenta de frutos e insectos. Anida en troncos de árboles huecos y pone dos huevos de color azul claro.

Salamandra.
Es un anfibio de cuerpo alargado, cola corta y miembros pequeños que apenas le permiten elevarse del suelo. Necesita vivir en condiciones de alta humedad. Por lo general se encuentra bajo las piedras o troncos, entre la corteza o dentro de la madera podrida de los árboles muertos. Cuando la humedad ambiental cambia en la época de secas, se entierra hasta encontrar una humedad adecuada, pues de lo contrario moriría. Al año siguiente sale a la superficie para alimentarse y reproducirse. En lugares siempre húmedos, como las cuevas, las salamandras no necesitan enterrarse; en estos sitios el ambiente varía muy poco.


  
Fuente: Bancomer – Álbum de la Naturaleza de México, p. 34 – 35.


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