La edición de 1990, nuevamente conducido por el entrenador uruguayo Luis Cubilla, como en 1979, Olimpia llegó a la cima de América. Contó con un excelente plantel, en el que sobresalió nítidamente la figura de Raúl Vicente Amarilla, centrodelantero elegante, goleador y de extraordinario juego aéreo. Dentro de un equipo compacto, puede decirse que él condujo a Olimpia hacia el título. En la final, el conjunto guaraní debió enfrentar a un inesperado y fortísimo rival: Barcelona de Ecuador. En el último encuentro, disputado en su estadio de Guayaquil, Barcelona cumplió una actuación excepcional, pero ni aun así pudo quebrar la resistencia granítica de Olimpia.